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Aunque no sean del todo conscientes, los niños suelen escuchar hablar de la muerte; en los dibujos, en los videojuegos, hasta incluso algún amiguito puede haber perdido a un ser querido.
Sin embargo es muy diferente la situación cuando les toca afrontar el duelo en primera persona.

No hay una guía para llevar a cabo, cada niño es diferente, y cada uno puede sobrellevar el duelo de diferente manera.

Como papás, como tíos o como abuelos, lo importante siempre es animarlos a que puedan expresar sus sentimientos.
A veces no es posible hacerlo en palabras, pero los dibujos pueden ser un medio igual de importante.
Incluso si el niño puede entender lo que está sucediendo, es importante no ofrecer demasiada información, ya que puede ser abrumador.
Es clave ser directos, honestos y sinceros, y evitar utilizar eufemismos, ya que los niños pueden ser muy literales.
En este momento, lo que el niño necesita es seguridad y tranquilidad por parte del adulto responsable.

Asistir al funeral suele recomendarse ya que permite cerrar la etapa y poder hacer consiente, que la persona ya no se encuentra con nosotros.
Sin embargo es una decisión del adulto, ya que, hasta el niño más respetuoso puede verse afectado emocionalmente y tener un comportamiento impredecible.
La vida sigue... y los niños pueden encontrar consuelo en las rutinas. Provéale de actividades para que pueda llevar una vida lo más normal posible.

Y no menos importante. No ignore su propio duelo, ya que los niños suelen imitar el comportamiento de duelo de sus padres.

Están atravesando una situación difícil y delicada... es importante estar con ellos y saber acompañarlos.
No podemos proteger a los hijos del dolor de una pérdida, pero podemos ayudarlos a desarrollar habilidades saludables para poder enfrentarla.

Fuente: https://childmind.org