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03.05.2016

Autismo: ampliar la mirada



Cuando pensamos en un niño y en su crecimiento, pensamos en datos sobre su peso y su talla, pero hay otros indicadores del desarrollo que nos permiten conocer cómo juega, se comunica y se comporta. Alteraciones cualitativas en cualquiera de estas áreas podrían ser un indicador de un problema de desarrollo, incluso de autismo.

Para hablar de autismo, primero debemos tener claro a qué nos referimos. Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de dificultades del desarrollo que pueden causar problemas significativos de socialización, comunicación y conducta.

Estas dificultades se expresan de manera distinta en cada persona y pueden ser desde muy leves hasta graves. Las personas con condición de espectro autista presentan algunos síntomas similares, como problemas de interacción social, en el modo de comportarse y de entender el mundo, pero hay diferencias en el momento en que aparecen los síntomas, su gravedad y naturaleza exacta.

Si bien los síntomas y signos pueden ser muy variables, generalmente aparecen antes de los 3 años y duran toda la vida. Por ello, una intervención oportuna y adecuada puede favorecer sus capacidades.

Mirar el desarrollo de un niño implica estar atento a la calidad de sus interacciones, sus motivaciones, su manera de resolver situaciones, sus manifestaciones emocionales y relacionales. Implica un cambio de actitud por parte de profesionales de la salud y la educación, para estar alertas a las inquietudes de los padres y dispuestos a generar transformaciones sociales que permitan acompañar a los niños en su modo particular de ser y de estar en el mundo.

Señales y síntomas
Que a los 6 meses el bebé no sonría ni exprese alegría.
Que a los 9 meses no realice intercambio de sonidos, sonrisas o gestos faciales.
Que a los 10 meses el bebé no responda a su nombre.
Que a los 12 meses el niño no balbucee.
Que a los 12 meses el niño no interactúe con gestos como señalar, alcanzar, mostrar o saludar con la mano.
Que a los 24 meses el niño no diga ninguna frase de dos palabras con sentido (sin imitar o repetir).
Que haya una pérdida de lenguaje, del balbuceo o de alguna habilidad social a cualquier edad.

Fuente: La Voz del Interior. (12/04/2016)